sábado, 4 de junio de 2011

Huele a neurona chamuscada.


¿Sabes? Te mentí. Te hice creer cosas, decir cosas. Te hice construir un búnker y ahora te lo estoy tirando a la cabeza. Te dejé dormir demasiado.
Ahora puedo ver tu cara de interrogación y, en parte, me gusta. Me da placer destrozar tus nubes con mis manos. Es como una especie de dolor rico. Ya sabes, "lo que pica sana". Como el enjuague bucal. Como el alcohol en las heridas. ¿Sabes? Cuando te mentalizas todo tiene mejor sabor.
¡Cuánta perturbación por tan poco! Me rebano los sesos. Todo se soluciona con siestas, fiestas... Vanalidades. Un cóctel de risas y buenos propósitos. Un poco de desenchufar la maldita neurona.
Y, bueno, siempre cabe la posibilidad de que no fuera mentira del todo. Cabe la posibilidad de que mañana salga el sol por el mismo lugar de siempre y tu vida vuelva a ser rectilínea, llana... tan simple como a nosotros nos gusta.
Sí, estoy segura.
Tal vez estamos jugando. Tal vez.
A lo mismo de siempre.
Sí. Con certeza.

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