jueves, 1 de marzo de 2012

Flotar y flotar

Historias sobre un fondo en blanco. Sobre la cama, tus ganas y las mías por separado.
Esa burbuja que creímos nuestra ahora se dedica a flotar y aunque nos separe, realmente nos está pegando. Nos estamos fusionando.
Dame ruido. Es lo único que ahora puedo gritar. Tengo tantas ganas de ese ruido que todo lo demás se me hace un nudo.
Ya estamos encima, debajo, entre ese barco y sólo podemos respirar.
Nos alejamos del mundo y pisamos con firmeza toda nuestra maleza.
Solemos estar en el lugar adecuado y ahora nuestro lugar favorito es el equivocado.
Mantengo la respiración al creer que de ese modo volaré hasta ahí, tú intentas creer que ya estás en él y que me esperas con las manos cruzadas. Me encantan tus manos cruzadas.
Se nos colapsan los recuerdos que todavía no hemos vivido. No paramos de imaginarnos cada uno y... no creo que haya quien tenga unos tan salados-adulzados. 500 párrafos, muchísimas líneas y otras tantas letras de atropellos con lo inexistente en compañía de un traspiés. Encenderme y apagarme con cada caída provocada por tu pie.
Pusiste un arco iris todoterreno en mis tímpanos y escucharte era... dolor del bueno.
Porque sí, el dolor bueno existe. Lo aprendí hace un ratito.
Estaría bien un poquito de lágrimas cayendo sobre un papel, letras con sombra y un sabor a-naran-jado.
Que tenerlo, lo tenemos pero necesitamos hacerlo nuestro, como hicimos nuestro cada latigazo de la memoria.

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