domingo, 9 de octubre de 2016

Mar en calma que esconde océanos bravos

Procedemos a la inmersión. Coloquense la máscara encima de la nariz y la boca. Respiren profundamente y dejen que la gravedad los sumerja hacia lo más profundo de mis pensamientos.
Cuidado con las agudas esquinas, a la tristeza le encanta pulir los cristales de mi alma y dejarlos ahí, afiladitos, para que nadie pueda hacerme daño.

Protejan bien sus bombonas de oxígeno, pues mi ansiedad acabará con todo el O2 disponible y no le supondrá ningún problema acabar con el vuestro.

Manténgase atentos y no pierdan el rumbo, lo inesperado pone muy nerviosos a mis demonios. Y no he visto mayor oleaje que el que son capaces de crear a base de miedos, dudas y secretos.
Ya puedo ver como os está atrapando.

                   La marea os lleva, dejaos guiar, aún queda lo mejor.

Hay un gran agujero negro en el centro. No tengáis miedo. Me encuentro bien armonizando mi alma con la frecuencia del universo. Caed y volatilizaos con cada uno de mis pensamientos hechos nubes.
Aquí no hay miedo, no hay dolor, solo hay una necesidad inminente de libertad. 
Tengan cuidado con la temperatura pues es el núcleo de mi ser. Está incandescente, ya que en su interior alberga una furia inapagable. Causante de mis terremotos. 

Sumérjanse aún más. Justo al final del núcleo, estoy yo, hecha un ovillo de lana. Toda enredada y atrapada. Esperando que todo el caos que mi yo interior alberga cese. 

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