martes, 23 de diciembre de 2014

Destrónense.

Desplieguen sus roídas alas.
Trabajen el planeo tras lanzarse al vacío.
Noten las demás presencias.
Sepan relacionarse en la caída colectiva.
Demuéstrense voraces, pruébense capaces, detengan su angustia machacándola con astucia.
Acumulen vanidosa ira, aprieten puños firmemente.

Vuelen.

Sigan.

Desplómense si apetece.
Sean magnates del carroñero expectante.
Manéjenlo.
Retuérzanse con solemne ración de constante aceleración.
Roten, volteen su dirección, agótense, incomoden a quienes habiten su alrededor y agonicen.

Agonicen, joder.

Y muéranse.

No hay comentarios:

Publicar un comentario